“The Party”: La fiesta de la hipocresía occidental.


AVISO: Este post puede contener una cantidad inmensa de spoilers sobre la película The Party. Por lo que si no la has visto y prefieres no saber nada de ella hasta verla, te recomiendo que dejes el post y veas la película, el post puedes leerlo más adelante. Si sin embargo no te importa, adelante, entra y siéntete como en casa.

Fuente: IMDB


2018. Siglo XXI. La sociedad occidental vive una crisis de identidad que va más allá de lo postmoderno. Todo aquello que occidente representa parece tener un aura demoniaca. La homeopatía y la pseudomedicina se ve por cierta parte de la sociedad como un remedio válido frente a la medicina occidental industrializada. Los valores clásicos de pareja se rompen y la izquierda contemporánea parece tener ciertos sectores más movidos por el postureo político que por la reivindicación real del movimiento.

Con este panorama, Sally Porter, que según ella misma proviene de un trasfondo ateo y anarquista, crea un reflejo de un tinte muy crítico a la sociedad británica de nuestra época. Estrenada en 2017 esta cinta presenta la fiesta de ascenso de April, nuestra protagonista, que ha sido promocionada a Ministra de Salud del Reino Unido. A esta fiesta asisten sus amigos y conocidos: una serie de personajes que representan algunos de los sectores más importantes del espectro político de la izquierda.

The Party ataca a la crisis de identidad de la Europa postmoderna. Para comenzar, April, que siempre se consideró un adalid de la justicia y la democracia, va a tomar el puesto gracias a un partido inundado por casos de corrupción. Durante el transcurso de la película ataca a su marido por tener una amante, mientras ella parece tener un affaire con un tercero, o cuarto, en este caso.

Su marido, Bill, puede que sea el tropo menos significativo de todos. Él es catedrático universitario, un hombre culto y formado, que avocado a una situación desesperada comienza a creerse las mentiras y falacias sobre medicinas alternativas que Gottfried parece contarle. Gottfried es naturista, firme creyente de las terapias alternativas y de una moral liberal, pero que sin embargo parece estar en contra del feminismo, y llama a los personajes masculinos de la cinta a unirse en hermandad. Algo que parece contradictorio para una persona como él, pero que sin embargo parece tener seguridad sobre ello.

La mujer de Gottfried, Janet es una nihilista hasta la médula. Está harta de su marido y sus locuras, y es muy crítica con su amiga April por aceptar el puesto dentro de la corrupción de su partido. Quizá sea quien más ataca a la hipocresía que los propios personajes aportan, un reflejo de la propia Potter indicándonos que es aquello que piensa de estas personas.

Por otro lado, están Martha y Jinny. Ambas son pareja y Jinny, la más joven de las dos, está embarazada de trillizos. Esta pareja parece ser un intento de la realizadora por criticar el lesbianismo misándrico. El reparto lo cierra Tom, el personaje de Cillian Murphy, marido de la amante de Bill, que en una espiral de violencia causada mayormente por las drogas y la furia que la infidelidad de su esposa le ha provocado, quiere matar a Bill.

Todos estos personajes crean un cóctel explosivo que genera una comedia negra muy fina y acertada, en la que se ponen en boga valores de la sociedad occidental, en escenas muy bien acompañadas por la música del tocadiscos del propio Bill. Este uso de la música, completamente diegética, previene de los cambios de tercio y ritmo que la propia película tiene para generar estas situaciones tragicómicas. Y es que la película genera comedia a través de múltiples elementos poco convencionales en la comedia contemporánea.

The Party en pocos momentos recurre a una comedia visual, a excepción de a través del personaje de Tom, cuya comicidad aparece a través de sus momentos de paranoia. La comedia de esta película surge a través de la ironía, la locura y el absurdo. Los juegos de palabras tan típicos del humor británico llegan desde su título, que trae varias chanzas sobre si su partido o su fiesta es hipócrita y loca, ya que en inglés Party puede significar tanto fiesta o grupo de personas como partido político. Ironía, por ejemplo, en el hecho de que el marido de la Ministra de Sanidad se muere de cáncer y ella no se ha enterado dada su obcecación en su carrera política, y en tanto ha recurrido a la sanidad privada frente a la pública y ahora se plantea tomar medicinas alternativas antes de recurrir a la medicina pública occidental.

Pero no sólo en el texto se pronuncia esta comedia. La puesta en escena plantea bloques de acción a través de la música tal y como he comentado anteriormente, perfectamente llevados con la actuación de actores de la talla de Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Timothy Spall o Cillian Murphy. Una muy buena elección cast. Casi tan buena como el uso del blanco y negro, que llama a una representación oscura y sombría de una realidad muy cercana, y representada con veracidad.

El gran problema que tiene The Party, sin embargo, es su duración. Que dure una hora y diez minutos deja con ganas de más. Y es que la estructura circular de la propia película acaba con la sorpresa de saber quién llama a la puerta y que pasa a continuación.

En resumidas cuentas, The Party ofrece una comedia negra muy ligera y que llama al espectador a pensar en los valores de la sociedad occidental, en especial al espectro más liberal de la sociedad al que pone frente un espejo para hacerles caer en la cuenta de su propio sin sentido. Ya que políticamente, The Party parece una obra que llama a la izquierda a tomar un camino hacia la sensatez y acabar con la disgregación, tocando temas como es el feminismo, las políticas sociales, y de lo hipócrita que puede llegar a ser. A mi parecer, es la propia Sally Potter llamando a la cordura al espectro político del que ella misma forma para conseguir llevar nuestro mundo a un lugar mejor, escondiendo su mensaje en una historia sobre la pasión humana y la fidelidad de pareja.

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